Actualmente se encuentra en desarrollo por parte de la empresa a nivel de laboratorio un proyecto de baterías de estado sólido.
Aunque se encuentra aún a escala de laboratorio los resultados resultan prometedores y la multitud de posibles aplicaciones y potencialidad en el mercado hacen prioritario continuar con su desarrollo.
Para entender cómo funciona una batería de estado sólido, debemos de recordar primero cómo funcionan las de litio.
Por un lado, la batería de ion litio está compuesta por un par de electrodos de metal (o de material compuesto), a uno se le denomina ánodo y al otro ánodo, inmersos en un líquido conductor (electrolito). A este conjunto es a lo que se denomina celda. Por otro lado, la combinación de varias celdas forma la batería. En concreto nuestra batería emplea un electrolito de Na que contiene los iones necesarios para que se dé la reacción química reversible que tiene lugar entre el cátodo y el ánodo.
Al estar la batería cargada y se le conecta a un aparato para alimentar o suministrar energía eléctrica, por ejemplo, cuando ponemos en marcha el coche, el circuito eléctrico del conjunto se cierra. Cuando esto ocurre se activa una reacción química que libera electrones y que provoca la circulación de partículas ionizadas de un electrodo a otro, esto lleva la producción de electrones a los bornes de la batería, es decir, “liberando” la energía. De esta manera si luego se conecta un cargador a los bornes de la batería, se produce un proceso químico inverso: las partículas circulan en la otra dirección y la batería se recarga.
Una batería de estado sólido funciona con el mismo principio que una de iones de litio, la principal diferencia está en el electrolito. En el primer caso es un líquido y en el segundo un material sólido. En las investigaciones se usa un electrolito de cristal de Na que facilitaría su fabricación en serie. En realidad, el cristal es un polvo que se encuentra entre un sólido y un líquido viscoso. Este cristal se aplica a una matriz, el cual es un papel muy fino.
En teoría, la batería de estado sólido sería la solución para el auge del coche eléctrico. Por ejemplo, actualmente el gran problema de las baterías de Ion Litio aplicado a la automoción es que limitada y el tiempo necesario para su recarga exageradamente largo. Para muchos fabricantes automovilísticos son dos escollos que hacen inviable en la actualidad un coche eléctrico. Sin embargo, un coche equipado con una batería de estado sólido se eliminan esos dos puntos débiles.
En las baterías de iones de litio, con el tiempo, es decir con los ciclos de vida (carga y descarga), el litio líquido se va solidificando comiendo de paso el separador entre el ánodo y el cátodo creando dendritas (o cavidades). Esas dendritas van a provocar una caída de las prestaciones de la batería y en los casos extremos provocar un sobrecalentamiento, un corto circuito e incluso una explosión.
En la actualidad las baterías de ion litio se degradan con el tiempo, según vemos en la figura.
Todos estos problemas mencionados anteriormente, así como el de la recarga rápida, el aumento de ciclos de carga y la mejora de autonomía serían solucionados con nuestra batería de estado sólido BATSOLID.